La ciudad romana de Valeria estaba comunicada por medio de ramales secundarios con la vía de Complutum a Cartago Nova y con Ercávica y Segóbriga.
La ciudad contaba con un perfecto aprovisionamiento de aguas, mediante un articulado sistema de acueductos adaptados o excavados en la roca que vertían en numerosos aljibes y fuentes monumentales de las que se conservan numerosos vestigios como el Ninfeo, una fuente monumental. Contaba también con una basílica y un foro de época augustea, edificado con solidez y envergadura, y cuatro aljibes que daban suministro de agua a la ciudad.
Las casas de la ciudad son de dos tipos, unas rectangulares apoyadas en terrazas, y otras llamadas "casas colgadas", con huecos abiertos al acantilado que limitaba la ciudad por uno de sus lados, con vigas encastradas en la roca.
Además de extraordinarios restos de construcciones romanas, el yacimiento cuenta con notables vestigios de la fortaleza, rodeada de murallas, que jugó un importante papel durante la época visigoda y a lo largo de toda la Edad Media; y restos de una basílica, llamada de Nuestra Señora de Rotonda.